
La explicación de este fenómeno es bastante sencilla: tratándose de un organismo vivo, la planta necesita alimentarse y lo hace aprovechando las substancias orgánicas producidas por las hojas. Pero, como en el caso de los animales, produce también desechos.
Ahora bien, mientras que los animales pueden expulsar constantemente los residuos de la alimentación, la planta tiene que conservarlos en sus tejidos hasta el otoño. Cuando llega el momento de desprenderse de las hojas, la planta extrae de ellas todas las substancias todavía utilizables y les comunica las substancias de desecho. Estas son las que colorean de amarillo, pardo o rojo las copas de los árboles.
Ahora bien, mientras que los animales pueden expulsar constantemente los residuos de la alimentación, la planta tiene que conservarlos en sus tejidos hasta el otoño. Cuando llega el momento de desprenderse de las hojas, la planta extrae de ellas todas las substancias todavía utilizables y les comunica las substancias de desecho. Estas son las que colorean de amarillo, pardo o rojo las copas de los árboles.
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