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¿Cómo se elaboran los perfumes?

Variedad de Perfumes
Perfumes de todas la variedades, para todos los gustos
Foto: respuestario

Los perfumes podriamos decir que son usados para generar agradables olores, los cuales son causados por nubes de pequeñas partículas invisibles.

La historia de los perfumes está estrechamente ligada a la de la humanidad, pues a principios de la historia, el hombre no utilizaba más que los perfumes naturales procedentes de los animales (almizcle) o de las plantas.

En los tiempos más remotos, los perfumes estaban reservados para los muertos, en la antigüedad y en la edad media el comercio de perfumes jugaba ya un importante papel en la actividad y la riqueza de las naciones. Entre los suntuosos regalos que Harun-al-Rashid, califa de Bagdad, envió a Carlomagno, figuraban perfumes que sólo los orientales sabían fabricar. Las Cruzadas hicieron conocer otros nuevos.

No hace mucho tiempo – menos de un siglo – que el hombre ha aprendido a fabricar perfumes sintéticos, especialmente a base del alquitrán de hulla. Los perfumes que se venden actualmente son hábiles mezclas de perfumes naturales y sintéticos. El perfumista inventa olores nuevos y luego busca nombres para designarlos y evocarlos. Necesita saber reproducirlos y descubrir un medio para impedir que se disipen con demasiada rapidez después de aplicados sobre la piel o el pañuelo, siendo ésta la parte más difícil de su arte.


Las Materias Primas

Estracto Almizcle
Almizcle
Las materias primas con que trabaja el perfumista son diversas. Hay sustancias animales como el ámbar, el almizcle, la civeta (gato de Algalia) y los extractos de cuero. El ámbar gris tiene un origen verdaderamente curioso; se forma en los intestinos de los cachalotes, a base de una materia negruzca segregada por algunos moluscos de los cuales se alimentan aquéllos.

No deben confundirse con el ámbar amarillo, resina fósil, de bello aspecto, pero sin perfume. El almizcle es también una secreción; se encuentra en una glándula de un pequeño animal cérvido: el almizclero, que se ha de capturar en los territorios más elevados del continente asiático, particularmente en las mesetas del Tibet.


Almizcle de la secreción de un animal
La civeta (gato de Algalia)

Los perfumes de origen vegetal siguen siendo todavía el recurso principal del perfumista. Los más célebres son el incienso y la mirra . Los dos son gomas resinosas, procedentes de plantas de Abisinia o de Arabia. En la Biblia se cita  menudo la mirra, y el incienso se utiliza en ceremonias de culto católico. El benjuí, que mana de un árbol que crece en Tailandia, Borneo, Java y Sumatra es el incienso de las religiones orientales.



Aunque se encuentran esencias vegetales en distintas partes de las plantas (raíces, madera, hojas, frutos y semillas), son las flores, sobre todo, las que contienen las esencias de que se sirve el perfumista. Sin embargo, el sándalo se extrae de la madera de un arbusto y el pachulí, de una hierba que crece en la India y en China.
Mirra e Incienzo
Mirra e Incienzo

Para extraer las esencias contenidas en las flores, que han de servir al perfumista para sus composiciones, se emplean dos procedimientos: puede extraerse la esencia por medio de un disolvente como el éter y eliminar luego el disolvente utilizando el calor, o bien puede fijarse el perfume en un cuerpo graso y obtener así una pomada.


La lista de las esencias naturales ocuparía varias líneas. Por lo cual citaremos el genariol y el mentol, entre las más utilizadas, así como las esencias del jazmín, lavanda, clavel, tomillo y rosa. La esencia de rosas, obtenida por destilación de pétalos de rosa con agua, es un perfume tan célebre como clásico. Son famosos los campos de rosas de Bulgaria, que representan una base de su economía.

Por último el perfumista dispone de todo un arsenal de sustancias químicas, perfumes sintéticos, que le son suministrados por empresas especializadas, que disponen de material de precisión y de muy buenos químicos que saben fabricar, partiendo de cuerpos ordinarios como el benzol o el fenol, cuerpos muy complicados y dotados de las propiedades deseadas: color, olor, etc. Esta actividad, que es uno de los triunfos de la ciencia aplicada, constituye la “síntesis orgánica”.

 
Fuente: J.N.J. Cardan - Florins

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